Aristóteles, en una de sus tantas
frases geniales, afirma: “Es más valiente el que conquista sus deseos que el
que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre
uno mismo”. ¡No se equivoca el gran filósofo griego!
Para lograr la
victoria sobre uno mismo y alcanzar sus objetivos se requiere, primero, una
idea exacta de lo que nos proponemos; después, salir a conquistarlo con valor,
optimismo y una rigurosa autodisciplina.
La autodisciplina es
básica, de ella depende el dominio de nuestras acciones y el estar conscientes
de lo que es imprescindible hacer en un determinado momento… y hacerlo. ¡Eso es
valor! La paciencia y la perseverancia, son pilares de esta condición humana. Cuando no se poseen
estas dos virtudes, que son esenciales para el éxito, el pensamiento no
controla las acciones.
Reza un proverbio que
“como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”. La falta
de autodominio es la manifestación cimera de la sinrazón, la supremacía de los
instintos más ancestrales, la derrota del pensamiento lógico, la grieta que se
abre y nos hace caer al vacío hacia el fracaso. ¡La vida pone a prueba nuestro
poder de autodominio constantemente!
Apenas comienza el año,
la inmensa mayoría de nosotros nos trazamos metas para este 2015, pero ocurre
que muchas veces los proyectos para un nuevo año son arrastres del viejo,
propuestas que no fuimos capaces de cumplir.
A finales de diciembre
o principios de enero nos proponemos bajar de peso, hacer ejercicios, visitar
un lugar determinado o cumplir una promesa prefijada. Pero, ocurre mucho, nos
sorprende el próximo año con veinte libras de más, sin haber ido a ninguna
parte y sin cumplir una de las promesas.
Pueden existir factores
objetivos que nos lo impidan, pero, en la mayoría de los casos, la causa es la
falta de autodisciplina, o sea, la ausencia de organización y de voluntad ¡La
disciplina es una mezcla de organización y voluntad! Por eso insisto en la
necesidad de reflexionar como una forma de ganar en disciplina y organización
en la vida.
El año 2015 comienza.
Revisemos la agenda de prioridades y tracémonos metas abarcadoras, grandes
sueños, utilicemos toda nuestra capacidad y no perdamos el tiempo; pero, ante
todo, debemos comprometernos a ser autodisciplinados, hacer lo correcto en el
momento preciso y cumplir con nosotros mismos. Eso es de valientes, según
Aristóteles. No es fácil, pero sí posible.
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